Comienza uno de los momentos del año más esperado por Akina: el “hanami”. Una pequeña palabra que tiene suficiente espacio para guardar una gran idea: «admirar la belleza de las flores». En Japón, los árboles de cerezo se llaman“sakura”. Estos árboles pasan la mayor parte del año en silencio, sin más colores que el verde de sus hojas, hasta quedar completamente desnudos en el invierno.
Pero un día, a fines de marzo y comienzos de abril, sus flores rápidamente comienzan a abrirse una tras otra. Millones de flores manifiestan su belleza en una danza que cubre todo Japón, de sur a norte. Increíbles nubes rosadas perfuman y alegran parques y jardines.
Amigos, familia y conocidos se sientan debajo de los cerezos para compartir un picnic y contemplar esta maravilla de la naturaleza.
Akina, cuyo nombre significa “flor de primavera”, dice que a los cerezos les gusta hacer regalos y que a veces muy lentamente el pétalo de una flor puede caer sobre alguna de las personas que se encuentra debajo del cerezo. Si eso sucede, la buena suerte estará de su lado al año siguiente.
“El Hanami siempre me trae suerte porque me recuerda la belleza de la vida y todos los regalos que recibo” declara Akina. Y luego de una breve pausa agrega: “sería bueno que todos los días encontremos un rato para admirar la belleza de las flores”.
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